El patrimonio arquitectónico es a menudo olvidado por la sociedad. Su antigüedad y fragilidad pasan desapercibidas simplemente porque es demasiado prominente e icónico. Por lo tanto, los proyectos de restauración arquitectónica o restauración de sitios históricos son procesos necesarios para preservar la huella cultural de un lugar.

En esta conservación y restauración, es necesario buscar la mimesis definitiva con el aspecto original del edificio, es decir, la reproducción exacta de materiales, formas y elementos arquitectónicos para crear un conjunto homogéneo, tal y como eran antes.

La madera es actualmente la protagonista en la rehabilitación de edificios, ya que cumple con los requisitos de estética y resistencia, además, de ser el material más utilizado en estas edificaciones. Las posibilidades de esta materia prima son infinitas siendo ideales para revestir edificios, estructuras, incluso restaurar los cerramientos.

Ventanas de madera para restaurar el patrimonio histórico

Y es que la madera, fue en el pasado, en innumerables ocasiones, el material elegido para construir edificios, templos, iglesias, catedrales y es ahora, siglos después, también la preferida para llevar a cabo las complicadas restauraciones que se hacen en edificios históricos considerados patrimonio histórico debido a su durabilidad, elegancia y resistencia. Entonces si las ventanas de madera pueden durar siglos, ¿Por qué no íbamos a hacer uso de esta para restaurar edificios de patrimonio histórico?

Las características y propiedades intrínsecas de la madera son su mejor arma. Los acabados determinan en gran medida el carácter de los espacios y son los elementos más susceptibles de ser modificados para evitar problemas de estabilidad.

La carpintería de madera son piezas fundamentales en los edificios históricos, ya que a través de ellas podemos datar estilos, fechas de construcción, incluso las remodelaciones que han sufrido a lo largo del tiempo. Los mitos entorno a esta materia prima han hecho que durante años se creyese que eran elementos muy vulnerables, menospreciando su valor y sustituyéndolos por otros. Sin embargo, la carpintería de madera es un arte que se debe preservar restaurando la pieza o cambiándola por una fabricada con el mismo material que imite la estética, perdiendo excelentes propiedades y productos fabricados con madera que han demostrado su durabilidad durante siglos.

La versatilidad de la madera no conoce límites, es decir se puede reproducir cualquier elemento decorativo antiguo para que el edificio tenga el mismo aspecto después de la rehabilitación. Y es que, la madera es el único material que se puede adaptar totalmente a los huecos ya que no hay una estandarización en medidas.

El cuidado de las ventanas de madera es una de sus ventajas, ya que pueden durar generaciones con un mínimo mantenimiento, sobre todo si lo comparamos con otros materiales que no disponen de mantenimiento, lo que significa que deben reemplazarse después de algunos años. Sin embargo, las ventanas de madera son una apuesta segura ayudando a la economía circular.

El uso de la madera, además, es visto como una herramienta de mitigación del cambio climático. La materia prima en sí misma es beneficioso para el medio ambiente; es renovable, natural, reciclable, sostenible, reutilizable y no es tóxico.

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